lunes, 3 de septiembre de 2012

CHINA: Hong Kong, Shenzhen y Guangzhou


HONG KONG

    Hemos visitado esta ciudad más por razones burocráticas que por deseo de querer conocer a la que llaman “la Nueva York asiática”. Nos cumplían ya treinta días en China y teníamos que salir del país para poder disfrutar de un mes más, ya que nuestro visado es de dos entradas. En 1984 se firmó un acuerdo según el cual en 1997 Gran Bretaña devolvería a China lo que sería la Región Administrativa Especial de Hong Kong, a condición de que conservara durante cincuenta años más su economía de libre mercado y sus sistemas legal y social. Por lo tanto, ir a Hong Kong (igual hubiera sido con Macao) nos valió para “salir” y “volver” a entrar en China.






    Hong  Kong es una ciudad muy cosmopolita y lujosa. El nivel de vida es muy elevado y  los hoteles, por ejemplo, son mucho más caros que en España en relación calidad precio.















    Para que os hagáis una idea, nos hospedamos en un edificio viejo que se llama la Chungking Mansions.





    Este bloque tiene alrededor de 22 plantas y en cada una de ellas hay una media de 3-4  hostales. Todos ellos con precios más económicos que el resto de hoteles de Hong Kong.  La habitación doble cuesta alrededor de unos  40 ó 50  euros  por noche, pero son cubículos de 2.5  metros cuadrados en donde sólo hay una cama pequeña para dos que cabe más bien justita (para dormir “a lo romántico”: “pegaítos), sin ventanas y con un baño tipo auto-caravana en el que la ducha, el váter y el lavabo hacen un tres-en-uno. Estos hostales tienen fama de ser bastante descuidados y sucios. Nosotros tuvimos la suerte de alojarnos en uno (Guangdong Guesthouse) en que su dueño, Simon, era muy hacendoso y continuamente estaba limpiando.

    El hostel está situado en el barrio de Kowloon, en la península, en frente de la isla de Hong Kong.  Este barrio nos gustó bastante, es muy animado y conviven en él chinos, indios, filipinos, nepalíes, africanos y europeos.



    Fue un contraste para nosotros después de estar un mes viajando por China con turismo básicamente chino, ver este despliegue de distintas culturas. Para acceder a nuestro hotel que estaba en la quinta planta se formaba una cola enorme de gente que subía a sus respectivos hostales, viviendas, restaurantes etc. y aquello parecía un anuncio de Benetton: estaba el/la african@, el/la indi@, el/la oriental y  el/la occidental.

    Nuestra estancia en Hong Kong fue fugaz (dos días) y básicamente nos dedicamos a pasear. Cruzamos a la isla en ferry  y nos resultó harto complicado andar por sus calles,  pues había pocos tramos peatonales y cruzar de una acera a otra era casi imposible. Había poca gente caminando y nos parecía bastante extraño. Al intentar coger el ferry  de vuelta a Kowloon preguntamos a una pareja china bastante maja que nos indicara cómo se llegaba a la estación del ferry.  Como parecía complicado de explicar,  se ofrecieron a acompañarnos y cuál fue nuestra sorpresa cuando descubrimos que los ciudadanos de esta ciudad no caminan por las inexistentes y pequeñas aceras colindantes a las carreteras, sino que lo hacen en altura,  por pasadizos y puentes que conectan centros comerciales. Increíble. Creemos que no puede existir otra ciudad con más centros comerciales y tiendas por metro cuadrado.

    Nuestro segundo día fue tranquilo y decidimos ir al Museo de Arte que estaba cerquita de nuestro hostal. La entrada nos costó sólo dos euros y la segunda sorpresa fue que estaba casi vacío (imaginamos que los turistas estarían volviéndose locos con las compras). Recomendamos mucho la visita a este museo pero, eso sí,  tenéis que llevar jersey porque si no,  podéis salir con los dedos moraditos.

    Este museo es  uno de  los principales centros de conservación y divulgación de las expresiones culturales de la china tradicional. En él pudimos disfrutar contemplando la exposición permanente que tienen de porcelana, caligrafía china, objetos ornamentales y accesorios decorativos (joyas, bolsos, cinturones, etc).




    Tenían dos exposiciones rotativas en ese momento, ambas muy interesantes. Una de ellas se llamaba  “El Jardin Secreto del Emperador Quianlong”.




    Quianlong fue el quinto emperador de la dinastía Quing, la última dinastía imperial de China. Su largo reinado de 60 años fue el segundo más largo de la historia de China (1711-1799). El  reinado de Qianlong está considerado como el momento de apogeo de la era manchú y uno de los periodos de mayor esplendor del Imperio chino. Durante su época llegaron a costas nunca antes alcanzadas y  la cultura tradicional vivió su "Siglo de Oro". En la exposición se ve un buen muestrario de objetos personales (relojes, jarrones, cajas, etc..), muebles impresionantes de madera tallada, una colección de cuadros, poesías compuestas por él, etc… Era un amante de la cultura y las artes chinas. Convirtió la  corte en centro de reunión de pensadores, estudiosos, artistas y científico. El propio emperador se esmeró aún más que sus predecesores en cultivar la caligrafía, y era pintor y poeta. Fue asimismo un apasionado de la arquitectura; ordenó la construcción de nuevos palacios y templos entre los que destaca el Palacio de Verano de Beijing, conjunto arquitectónico diseñado por el jesuita Italiano Giuseppe Castiglione que combinó el estilo chino con el europeo.  

    La otra exposición rotatoria se llamaba  “Afecto imperecedero: El arte de Feng Zikai”. Feng Zikai  (1898-1975),  además de ser escritor, pintor y profesor de música, fue un magnifico precursor del dibujo en china. En la sala se exponía una colección de ilustraciones que relataban  escenas de la vida cotidiana, en muchos de estos dibujos se reflejaba el humor,  la ironía y las contradicciones del ser humano. Nos encantó.









SHENZHEN

    De esta ciudad es de las que más referencias teníamos de China gracias a Guy Delisle (autor de  Pyongyang, Crónicas Birmanas y Crónicas de Jerusalén, entre otros) y su cómic Shenzhen.  En este cómic relata su experiencia en esta ciudad donde estuvo trabajando durante tres meses. A propósito, recomendamos estos cómics, sobre todo Pyongyang, mucho más elaborado y ocurrente.



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    Shenzhen es una ciudad fronteriza con Hong Kong y Macao y se nota. Es una ciudad moderna y la más rica de china. Es joven ya que empezó a crecer y a despuntar en los años 80. Se ha desarrollado muy deprisa gracias la influencia de sus ciudades vecinas y a que  goza de autonomía en su gestión política y económica.

    Nuestro hostel (Shenzhen Loft Youth Hostel) estaba en la Terminal de Arte Contemporáneo OCT, un barrio con galerías de arte, restaurantes “superfashion” y calles bien cuidadas y ajardinadas. Diversas dolencias, el calor y la humedad de esta ciudad hizo que nos tomáramos unos días para descansar en el hostel, comer bien y conversar largo y tendido con un chico canario muy simpático, Adal,  que vivía y trabajaba en Shenzhen, pero se alojaba temporalmente en nuestro hostel. Echamos unos buenos ratos con él y lo bombardeamos con miles de preguntas e incógnitas que teníamos sobre la cultura china, la política, la sociedad, etc… ¡Un saludo, Adal!





GUANGZHOU

    Guangzhou (Cantón para los occidentales) ha sido siempre una ciudad muy importante desde los tiempos de la dinastía Tang (618-907), también punto de partida de la ruta de la seda y durante el siglo XVI colonia portuguesa. Aún quedan vestigios de su pasado colonial: tiene un pequeño barrio  que conserva la arquitectura colonial portuguesa y paseando por ellas, parece que estas en Europa.









    Hoy en día este barrio es el reclamo para todos los novios, puesto que casarse a lo occidental está de moda en China: es lo más chic y esta zona resulta el decorado perfecto para realizar el reportaje de fotografía. Así que no parábamos de encontrarnos a novios retratándose por estas calles.








    En resto de Cantón no es bonito ni feo: una ciudad grande, moderna, cruzada por el río de las Perlas.























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