sábado, 22 de junio de 2013

INDIA: HAMPI


Hampi ha eclipsado a todos los viajeros que la han visitado a lo largo de toda su epopéyica historia. Esta ciudad es preciosa, está salpicada de templos (en total unos 350), gigantes piedras redondas y campos de arrozales verdes, yertos y vivos.


Es una ciudad melódica , rítmica en escalas de colores: desde el dominante verde de los campos, al frío azulado del río, que atraviesa la ciudad, hasta los cálidos colores de la tierra, los templos y los grandes monumentos de piedra ovalados construidos por el artista naturaleza y puestos a su antojo por todo este paisaje.












Nosotros nos alojamos en frente del pueblo, en la otra orilla del río, y para llegar a nuestro hotel teníamos que cruzar en una barca que funcionaba hasta la seis de la tarde. Esta parte de la ciudad era más tranquila, campestre y bonita.






         Una mañana bajábamos con las bicis como locos una empinada cuesta de tierra. Nos observaba una guiri que pensaba lo mismo que nosotros: estos dos se la meten. Cuando ya nos tenía cerca y sin ningún rasguño, en su cara se dibujo una sonrisa de oreja a oreja de feliz coincidencia.

        -   “¡¡I don’t believe it. Carlos and Patricia!! ¡¡Oh, my god!!”-

   A lo que Carlos y yo dijimos: ¡“qué fuerte, la Kerstin!” (una amiga alemana que conocimos cuando hicimos el trekking de los Annapurnas y luego nos la volvimos encontrar en Kathmandú).


    Y es que cuando nos encontramos a gente en el mismo país o ciudad solemos decir  “qué pequeño es el mundo”, pero cuando te has encontrado a gente en diferentes países cabe decir “qué pequeño es el universo”.



    Con Kerstin pasamos una noche muy agradable en un bonito bar a la vera del río que estaba bastante escondido y más aun sin luz eléctrica,  que fue nuestro caso (los apagones de luz  son muy frecuente en India). Tenías que llegar con linterna o con la luz de las estrellas y en todo momento piensas que estás perdida, pero sigues por inercia y, finalmente, encuentras el bar.



















   Hampi fue nuestra última ciudad visitada en la India, por esta vez. Pensamos volver y seguir conociendo este país que, como ya dije en un principio, no deja indiferente a nadie y te hace un ajuste de cuentas antes de abandonarlo.



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