jueves, 11 de julio de 2013

MALASIA




Malasia es la suiza asiática. Así hemos apodado a este país al que aterrizamos  después de haber estado dos meses en la India.

KUALA LUMPUR
La verdad es que, al llegar, nos sentimos abrumados al encontrar justo todo lo contrario a lo que estábamos acostumbrados. El  aeropuerto de Kuala Lumpur tenía un olor neutro, estaba muy limpio y  se respiraba pulcritud. El autobús que nos desplazó hasta el centro de la ciudad era un insulto para nuestra vista y tacto: sillones comodísimos, amplios, nuevos, con un “peazo” pantallón de plasma colgado a la entrada del megabus.


Kuala Lumpur estaba a la altura del buseto que nos llevó hacia ella. Es una ciudad muy rica, con grandes rascacielos y con centros comerciales perversos, de no sé cuantas plantas y con miles de tiendas y restaurantes inmaculados. En uno de los centros había hasta una montaña rusa en su interior que cruzaba parte del mismo.  Podríamos decir que Kuala Lumpur es la hermana pequeña de Hong Kong.







Aunque en los libros ponga que los malayos son mayoritarios en este país, nosotros vimos, sobre todo, a población china e india, éstos últimos en menor proporción. Entre ellos se dividían la mayor parte de los negocios y servicios.


Unas de las grandes atracciones que tienen las ciudades de Malasia peninsular, además de sus colosales centros comerciales, son el barrio chino (Chinatown) y el indio. Hay que decir que si no se ha ido anteriormente a estos países, puede resultar curioso y agradable visitarlos, pero en ningún caso exótico. Si ya estuviste antes en China y/o India tienes que esforzarte mucho para no decepcionarte con tanto edulcorante.













CAMERON HIGHLANDS
 Partimos de Kuala Lumpur en autobús hacia el pueblo de Tanah Rata, en las Cameron Highlands. Después del ritmo trepidante que te marca la gran ciudad, necesitábamos verde, sosiego y cielo despejados de bloques.


El pueblo de Tanah Rata es un pueblo nuevo y muy limpico, con edificaciones toscas e impersonales. El hotel donde nos alojamos fue el Eight Mentigi Guesthouse, en donde estuvimos muy a gusto y encontramos un buen ambiente.


Desde este pueblo puedes hacer varios trekkings por una pseudojungla. Nosotros hicimos uno de los que se suponen que era de los más duros. Tuvimos que subir una montaña frondosa durante unas dos horas. Cuando coronamos, nos topamos con una central eléctrica, nada exótica. Para continuar, tuvimos que bordear la alambrada hasta una carretera asfaltada, también se podía bajar por donde habíamos subido, pero era arriesgado,  bastante empinado y estaba lleno de barro.







Lo mejor de la caminata fue cuando empezaron a aparecer ante nuestros ojos campos inmensos de té, como un mar ondulado, incesante, que hizo que valiera la pena tanto esfuerzo realizado.











Hicimos un par de paseos más por la zona que no nos entusiasmaron mucho, y decidimos partir hacia la isla de Penang.


PENANG
Esta ciudad es conocida mundialmente por su gastronomía. Es una mezcla o fusión entre la comida india, china y algo de malayo. Nosotros comimos muy  bien en toda Malasia y no encontramos mucha diferencia en Penang en cuanto a platos y calidades. Esta isla es gigante y quizás la más variopinta de las zonas que visitamos en Malasia.






       Sin duda alguna, lo mejor de Penang fue la noche que conocimos a Luis y Pilar, unos españoles que saben vivir bien y disfrutar de la vida. La mitad del año viven en Koh Phangan (una pequeña isla de Tailandia) y la otra mitad, en España. Estuvimos toda la noche juntos, conversando plácidamente hasta entrado el amanecer.


MALACA (MELAKA)
Esta ciudad nos pareció un parque temático a lo grande. Muy característico son las bicis-carro decorados de fantasía, con bombillitas de colores, música, etc, que te pasean por la ciudad.





El barrio chino está limpio como una patena y el barrio indio tiene las aceras con pequeños azulejos de colores, imitando a los rangolis.





Si decidís ir a Malaca, hacedlo en fin de semana, ya que el barrio chino se ambienta muchísimo por el mercado y puestos de comida que ponen por la noche en su calle principal,  Jonker Street.


      Resumiendo, podríamos decir que si quitan el caos, la suciedad, lo espontáneo, lo identitario y lo extravagante, te queda Malasia, país de muchas invasiones, de muchas culturas, que decidió no encariñarse con ninguna.




2 comentarios:

  1. Patri amor!!! He ojeado tu blog (durante más de una hora) y me he puesto ha llorar de emoción como una loca!!! Lo que tienes que estar viviendo!!! bufffffff!!! Cuanto aprendizaje y cuantos recuerdos y aventuras que coleccionar. Increíble tu viaje cariño!!! Te deseo lo mejor y que estés disfrutando muchísimo!! Solo quiero que nos encontremos por algún rincón del mundo y disfrutes de muchas cervezas juntas para que me cuentes TODO!!!! Yo he acabado ya Antropología y en agosto me voy al Perú a un proyecto de soberanía alimentaria, con intenciones de quedarme por allá!!! Disculpa mi ausencia, pero ya sabes que esto del ordenata es una mierda, pero me acuerdo mucho de ti!! Te mando un abrazo enorme Patri y otro para Carlos!! Que te quiero mucho Patri!!! Itsaso

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  2. Alucinante!! muy buena la entrada

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