Malasia es la
suiza asiática. Así hemos apodado a este país al que aterrizamos después de haber estado dos meses en la India.
KUALA LUMPUR
La verdad es
que, al llegar, nos sentimos abrumados al encontrar justo todo lo contrario a lo
que estábamos acostumbrados. El aeropuerto
de Kuala Lumpur tenía un olor neutro, estaba muy limpio y se respiraba pulcritud. El autobús que nos
desplazó hasta el centro de la ciudad era un insulto para nuestra vista y
tacto: sillones comodísimos, amplios, nuevos, con un “peazo” pantallón de
plasma colgado a la entrada del megabus.
Kuala Lumpur estaba
a la altura del buseto que nos llevó hacia ella. Es una ciudad muy rica, con
grandes rascacielos y con centros comerciales perversos, de no sé cuantas
plantas y con miles de tiendas y restaurantes inmaculados. En uno de los
centros había hasta una montaña rusa en su interior que cruzaba parte del mismo. Podríamos decir que Kuala Lumpur es la
hermana pequeña de Hong Kong.
Aunque en los
libros ponga que los malayos son mayoritarios en este país, nosotros vimos,
sobre todo, a población china e india, éstos últimos en menor proporción. Entre
ellos se dividían la mayor parte de los negocios y servicios.
Unas de las
grandes atracciones que tienen las ciudades de Malasia peninsular, además de sus colosales centros comerciales, son
el barrio chino (Chinatown) y el
indio. Hay que decir que si no se ha ido anteriormente a estos países, puede
resultar curioso y agradable visitarlos, pero en ningún caso exótico. Si ya estuviste
antes en China y/o India tienes que esforzarte mucho para
no decepcionarte con tanto edulcorante.
CAMERON HIGHLANDS
Partimos de Kuala Lumpur en autobús hacia el pueblo de Tanah Rata, en las Cameron
Highlands. Después del ritmo
trepidante que te marca la gran ciudad, necesitábamos verde, sosiego y cielo
despejados de bloques.
El pueblo de Tanah Rata es un pueblo nuevo y muy
limpico, con edificaciones toscas e impersonales. El hotel donde nos alojamos
fue el Eight Mentigi Guesthouse, en
donde estuvimos muy a gusto y encontramos un buen ambiente.
Desde este pueblo
puedes hacer varios trekkings por una
pseudojungla. Nosotros hicimos uno de los que se suponen que era de los más
duros. Tuvimos que subir una montaña frondosa durante unas dos horas. Cuando
coronamos, nos topamos con una central eléctrica, nada exótica. Para continuar,
tuvimos que bordear la alambrada hasta una carretera asfaltada, también se
podía bajar por donde habíamos subido, pero era arriesgado, bastante empinado y estaba lleno de barro.
Lo mejor de la
caminata fue cuando empezaron a aparecer ante nuestros ojos campos inmensos de
té, como un mar ondulado, incesante, que hizo que valiera la pena tanto
esfuerzo realizado.
Hicimos un par
de paseos más por la zona que no nos entusiasmaron mucho, y decidimos partir hacia la isla de Penang.
PENANG
Esta ciudad es
conocida mundialmente por su gastronomía. Es una mezcla o fusión entre la
comida india, china y algo de malayo. Nosotros comimos muy bien en toda Malasia y no encontramos mucha diferencia en Penang en cuanto a platos y calidades. Esta isla es gigante y
quizás la más variopinta de las zonas que visitamos en Malasia.
Sin duda alguna, lo mejor de Penang fue la noche que conocimos a Luis y Pilar, unos españoles que saben vivir bien y disfrutar de la vida. La mitad del año viven en Koh Phangan (una pequeña isla de Tailandia) y la otra mitad, en España. Estuvimos toda la noche juntos, conversando plácidamente hasta entrado el amanecer.
MALACA (MELAKA)
Esta ciudad
nos pareció un parque temático a lo grande. Muy característico son las bicis-carro
decorados de fantasía, con bombillitas de colores, música, etc, que te pasean
por la ciudad.
El barrio
chino está limpio como una patena y el barrio indio tiene las aceras con
pequeños azulejos de colores, imitando a los rangolis.
Si decidís ir a Malaca, hacedlo en fin de semana, ya
que el barrio chino se ambienta muchísimo por el mercado y puestos de comida
que ponen por la noche en su calle principal, Jonker Street.
Resumiendo, podríamos decir que si quitan el caos, la suciedad, lo espontáneo, lo identitario y lo extravagante, te queda Malasia, país de muchas invasiones, de muchas culturas, que decidió no encariñarse con ninguna.
Patri amor!!! He ojeado tu blog (durante más de una hora) y me he puesto ha llorar de emoción como una loca!!! Lo que tienes que estar viviendo!!! bufffffff!!! Cuanto aprendizaje y cuantos recuerdos y aventuras que coleccionar. Increíble tu viaje cariño!!! Te deseo lo mejor y que estés disfrutando muchísimo!! Solo quiero que nos encontremos por algún rincón del mundo y disfrutes de muchas cervezas juntas para que me cuentes TODO!!!! Yo he acabado ya Antropología y en agosto me voy al Perú a un proyecto de soberanía alimentaria, con intenciones de quedarme por allá!!! Disculpa mi ausencia, pero ya sabes que esto del ordenata es una mierda, pero me acuerdo mucho de ti!! Te mando un abrazo enorme Patri y otro para Carlos!! Que te quiero mucho Patri!!! Itsaso
ResponderEliminarAlucinante!! muy buena la entrada
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