martes, 22 de enero de 2013

Trekking Around Annapurnas (Ruta de los Annapurnas)


    Nos embarcamos en esta gran aventura sin saber mucho de la dificultad y de las características del trekking. Lo organizamos todo en un par de días, recién aterrizados en Kathmandú. Nos alquilamos unos sacos de dormir y ropa de abrigo a muy buen precio, Carlos compró un mapa de la ruta y vaciamos gran parte de nuestra mochila que dejamos en el hotel… Con esto y unos apañitos de última hora, propio de nosotros, emprendimos esta emocionante aventura.

    La primera etapa (desde Besi Sahar a Chamje) la hicimos en coche por lo que se suponía  era un carril de tierra. Íbamos en la parte trasera de una ranchera unas ocho personas. Este hacinamiento tenía algo bueno y es que, cuando se producían las grandes sacudidas  provocadas por los baches, al estar tan pegados, teníamos menos zarandeos y más estabilidad en las curvas.

    Después del movido viajecito en jeep anduvimos dos horas hasta nuestro primer destino. Un pequeño pueblito llamado Tal, donde pasaríamos nuestra primera noche.  Nos alojamos en un hostal por un euro la noche y acompañamos la cena con cerveza casera elaborada a partir de la fermentación de arroz, hecha por la misma familia que nos acogió.






    A partir de este día, empezamos a hacer etapas de unas 7 horas diarias. Nos levantábamos sobre las 6 de la mañana (cuando el sol se empezaba a colar por la ventana), nos tomábamos un té para entrar en calor y comenzábamos a caminar por senderos, atravesando pueblitos y cruzando puentes colgantes impresionantes.  Sobre las 2 ó 3 de la tarde terminaba nuestra jornada, nos duchábamos cuando se podía, cenábamos y reponíamos fuerzas para el día siguiente.





    

    Los pueblos en donde pernoctábamos son budistas, en todos ellos se respira el misticismo que encierra el budismo. Todo esto se combina con las imponentes montañas y las banderas de colores tibetanas que se alzan por todo el camino, ondeándose con el viento, para que las palabras sagradas de los mantras que llevan escritas lleguen muy, muy  lejos; más allá, donde no alcanza la voz. 





    
    En el centro de estos pueblos, formando una hilera, están las ruedas de oración de los budistas. Están repujadas con mantras sagrados y, para rezar, los devotos hacen girar cada una de las ruedas a la vez que tocan las palabras que contienen y las replican con su voz. Primero,  caminan por el lado izquierdo y luego giran para continuar por el derecho formando un circulo sin principio ni fin, pero siempre en un mismo sentido.






    Estar aquí confirma la típica estampa bucólica que tenemos grabada del Himalaya y del poder de su encanto. Vivirlo supera con creces las expectativas creadas.

    Aunque estos pueblos están más que acostumbrados al turismo, pues esta ruta se abrió en el año 1975 y es de las más populares, se respira la idiosincrasia de los pueblos de montaña: aislados, auténticos, con su  gente amable, sencilla… 

    El paisaje que nos acompañó durante todo el camino fue precioso. Al principio, verdes arrozales;  luego, a medida que subíamos, el paisaje era más árido, montañoso y siempre cerca nuestra para bordearlo o cruzarlo, un río (el Marsyangdi Khola) de un bonito color que no sabía definir bien y que adiviné en llamarlo color himalaya.








    Por el camino nos íbamos encontrando a montañeros expertos que nos iban contando cosas interesantes y útiles para incorporar a nuestra precaria formación en alta montaña. Nos encontramos con un chaval muy majo de Guadalajara, Javi, que llevaba un año preparando este trekking. A parte de darnos  buenos consejos, pasamos muy buenos ratos en su compañía.

    Este trekking ha sido todo un reto, y en particular para mí. Hacer largas caminatas, llevar la mochila sin ayuda de un porteador (sherpa) e ir ascendiendo en cada etapa es algo que nunca hubiese imaginado hacer y menos aún de buen humor, sin cabrearme por el esfuerzo que requería. Al segundo o tercer día, le di parte de mi equipaje a Carlos, pues su condición física es mucho mejor que la mía y esto alivió bastante mi pesadumbre y pude realizar el camino con más soltura.








    El Around Annapurnas es un camino que sigue el valle de Marsyangdi, al norte de la principal cordillera del Himalaya y cruza un puerto de montaña a 5416 metros de altura: el Thorung La. Durante el trekking vas viendo estas montañas espectaculares que manchan el cielo con sus hermosos picos blancos y te sientes muy afortunada por estar ahí y contemplar algo tan grandioso.











    Al llegar a 4.540 m,  en el campo base del Thorung La (Thorung Pedi),  Carlos empezó a notar síntomas de mal de altura. Al ver que estos no cedían, nos dimos  por satisfechos de lo vivido y decidimos no continuar y regresamos. Hay que ser muy respetuoso con los síntomas del mal de altura y no tomárselo a la ligera porque puede resultar muy peligroso. Los síntomas suelen ser dolor de cabeza, mareos, pérdida de apetito, insomnio, dificultad para respirar, vómitos, etc. Generalmente los síntomas más leves desaparecen si se detiene el ascenso y se deja tiempo para que el cuerpo se aclimate. Si los síntomas no ceden o son mayores, hay que descender sin más dilación hasta, idealmente, una altura inferior a la de la noche anterior. 

    Si se viene a Nepal hay que visitar su más preciado tesoro. Sus montañas son un regalo maravilloso de la naturaleza. El Himalaya concentra el mayor número de picos altos del mundo y hasta las personas menos montañeras, en las que yo me incluyo, o me incluía,  quedan rendidas al poder y a la energía embriagadora que concentra esta atmósfera de altura.













    Y, como ya bien sabéis, aprendimos a jugar a que nunca se pierde o se gana. No terminamos la ruta planeada y no nos sentimos apenados por ello. Descendimos por el camino andado con alegría y éste nos obsequio con un momento memorable. La noche que conocimos a Marta,  una chica que estaba en el final de su viaje de un año y dos meses, sola por Asia y Latino América. Un puntazo de niña, graciosa y buena gente.












    El último tramo lo bajamos en jeep y este viaje fue una odisea. Sin entrar en detalles, tuvimos varios contratiempos que hicieron que cambiáramos de jeep unas cuatro veces a lo largo de todo el recorrido y lo que parecía iba a ser un trayecto de 6 horas, se convirtió en un trayecto eterno de 12 horas. Cuando ya no nos quedaban fuerzas, cansados y aburridos de tanto trajín, conocimos a Tula, nuestro gran amigo hermano. Días más tarde, conoceríamos a su familia, nuestra familia nepalí querida.

    Con Tula hicimos el camino de vuelta a Kathmandú desde Besi Sahar. Estábamos en fiestas y el transporte público era muy escaso. Él nos consiguió un coche y, además, tuvimos la gran suerte de hacer un alto en el camino y visitar junto con él, el templo de Manakamana.  Nos resultó interesantísimo visitar con alguien local un templo tan importante para los hinduistas,  y, en concreto, ese día, el noveno de la fiesta de Dassain, cuando se concentra el mayor número de peregrinos de todo el año. 

     Ascendimos al templo en un telesilla,  el más raro del mundo pues no solo transporta a personas sino también tiene cabinas especiales para animales, en concreto cabras y gallinas,   que ascienden por la montañas y de ahí directos al cielo,  pues cuando llegan a la  cumbre en donde está situado el templo son sacrificados. Vimos a muchas parejas jóvenes que sacrificaban a un animal para pedirle a la diosa Bhagwati, la encargada de cumplir el deseo de los recién casados, un hijo.

    Impactante imágenes se retenían en nuestras retinas: el suelo del templo estaba pintado de roja sangre proveniente de los corderos y gallinas degolladas, la gente llevaban los pies descalzos teñidos de rojo para mantener el contacto con el elemento de la vida y  el símbolo  del sacrificio. Si me pongo a recordar este día la imagen que viene esta coloreada por el intenso color de la sangre, pero si empleo todos mis sentidos, encuentro que mi olfato registró muchas más sensaciones, recuerdo la mezcla de olores a animal muerto, incienso, olor a vela de mantequilla, olor a vida, olor a muerte.







    Cuando llegamos a Kathmandú nos despedimos de Tula y quedamos para reencontrarnos con él y su familia para celebrar juntos la fiesta de Dassain, que relataremos en otra entrada.








8 comentarios:

  1. Preciosas imágenes y preciosa forma de contarlo. ¡Enhorabuena chicos! ♥

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    1. Gracias Krikriland, la verdad es que agradecemos muchísimo los comentarios. Nos gustaria que la gente que nos sigue, se animará a poner lo que piensa o hacer preguntas o comentarios para hacer este blog un poquito mas interactivo y dinámico. Pero aun así disfrutamos mucho haciéndolo y dejando un poquito de nosotros en cada relato.

      Un besazo muy grande de los dos.

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  2. Menudo relato más bonito de la maravillosa realidad q vivisteis allí. Estoy camino del curro y me he echado unas lagrimitas en el bus. He podido percibir toda la emoción de la montaña y la espiritualidad qué encierran los templos. Gracias chicos por el regalo de poder compartirlo con vosotros en la distancia. Un besï de vuestra mariangeles ;)

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    1. Gracias mi niña, por tus palabras. Ahora echando la vista atrás, somos más conscientes de que ha sido uno de los momentos del viaje más intenso y espectacular en todos los sentidos, y tú que tienes esa capacidad de volar con tu imaginación has sentido mucho de lo que vivimos.

      Mil Besos, ganas de charlita y darte un achuchón.

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  3. Cuánta energía positiva en esta entrada!! He flipado tanto con las fotos que no la había leído en profundidad, vaya experiencia!!! para cuándo el libro?? ;-)

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    1. Chioooooo¡¡¡¡¡¡, prenda que te digo yo que no te haya dicho ya….. . Muchas gracias por ayudarnos a hacer el blog y colgarnos las entradas, por ser la persona que está más presente en este viaje pendiente de nosotros y a la que nombramos hasta la saciedad cada vez que vemos algo que sabemos que te gusta. Gracias de nuevo por conseguirnos el billete de salida de Filipinas, nosotros como de costumbre nos dimos cuenta un día antes de entrar al País que sin billete o resguardo de salida no podías entrar, y ahí estuviste tu rauda y veloz sacándonos del problema.

      Mil besos de los dos ¡¡¡¡ Te queremos¡¡¡¡¡¡¡

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  4. Mira, yo me he sentado con un cafe frente al ordenador y me he puesto a leeros y veros por esos mundos....pufff, ..y de mmomento estaba perdido entre montañas, con la sensacion de haber estado ahi...gracias por la excursion,..todo lo que estais haciendo me parece impresionante!!!, yo que se...disfrutad mucho, vais a tener grandes recuerdos para el resto de la vida....no van a caer birras contandomelo todo....a y un poco de baba tambien. Abrazos y besos. Kike

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    1. Muchas gracias, Kiketoooo...!!!
      Ganas de verte y tomarnos esas birritas...
      Por qué no te vienes por estas partes en tus vacas y nos las tomamos por aquí?
      Un abrazo fuerteeeeee...

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